Este puente es un regalo de la Rusia zarista a la República Francesa con ocasión de la Exposición de 1900 (la de la Torre Eiffel y la Pasarela Debilly, entre otras cosas) y para celebrar un tratado de amistad entre ambos países (curiosas siempre las amistades que puede tener un país).
Resulta especialmente llamativo por la decoración con la que cuenta y por las cuatro columnas (con sus remates dorados) que presenta.
Desde un punto de vista más técnico, resulta interesante observar cómo salva el río en un sólo arco metálico. Lo hace, además, dejando el espacio suficiente para que se mantenga el tráfico flucial y permitiendo que se vea completamente la Explanada de los Inválidos desde los Campos Elíseos. Tenéis más detalles en este artículo.
Os dejo unas fotos de hace unos días.


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